mamá... no quiero ir al recreo


por Santiago Meilán

Recurso para padres ocupados, aliciente para niños híperconectados, depósito para hijos de empleados del sistema, mecanismo de progreso de clases depauperadas, la Co­lonia de Verano del GCBA ha llegado a transformarse en un dolor de cabeza para los que durante el año cumplen la función pedagógica dentro de la enseñanza formal.

La postal que cualquiera que visitara el cuartel de campaña montado en una dependencia del Ministerio de Educación de Buenos Aires a los efectos del Programa Recreo de Ve­rano se llevaría, sería la del caos, las ansias generalizadas del aspecto remunerativo, y en ese margen las opciones recorrerían diversos aspectos que en nada acompañan el efecto educativo.

Hernán Herrero, coordinador del programa Recreo dice: “El programa es una forma que tienen los chicos de la Ciudad de no desvincularse con el trabajo pedagógico enca­rado durante el año escolar. Puede que los contenidos que se trabajen en el lapso de va­caciones no tenga nada que ver con los contenidos curriculares, sin embargo les ayuda a encarar durante el año sus obligaciones escolares.”

De hecho la mayoría del personal que se contrata para el plan de vacaciones es en su mayoría profesores de educación física. “El mecanismo mediante el cual los encargados de la integridad de los chicos es —a ojos vista de la Lic. Carla Toniuchi, jefa de recur­sos humanos—, severo. Los aspirantes pasan, con posterioridad al proceso de inscripción por una estricta barrera de selección. En muchos casos semeja un coloquio, que el que estará al cuidado de los chicos debe rendir ante un tribunal de profesores con bastante experien­cia en el proyecto.”

El programa de vacaciones tiene una extensa historia, arranca con las guarderías crea­das allá por la época higienista de nuestra escuela pública, con los jardines maternales, y en su formato actual, el antecedente es el Proyecto Vida Plena, que con la llegada de la democracia se desarrollaba en plazas y parques. Hoy los chicos del sistema educativo público cuentan con la posibilidad de ir a recreos veraniegos, tanto en Capital como en Provincia, donde les esperan actividades propias de la época del año.

“Es necesario que los encargados de los equipos de trabajo sean peritos en materia de seguridad y primeros auxilios, porque más allá de contar con los recaudos de atención asistencial, los profes deben contar con recursos para lo imprevisto.” —agrega Toniu­chi.

Sin embargo está el lado oculto del sistema que mantiene con las manos ocupadas a los niños de la ciudad. “No es la primera vez que inscribo a mi hijo en la colonia del Gobierno de la Ciudad, al principio lo dejaban colgado, no llamaban, y luego sólo me decían que los profesores que estaban a cargo de ese grupo al que iría no habían reunido las condiciones para coordinar el equipo.”—dice Dora, la madre de Antonella de 12 años.

“Yo me anoto siempre para dar clases durante el verano, pero nunca quedo seleccio­nada, no llaman y si llamo yo salen con evasivas, que me van a llamar, que se están haciendo los coloquios, y cuando dejás pasar dos o tres días te cambian todo, los colo­quios ya se tomaron, no quedaste, etc. Un lío.”—opina Marcela, maestra de primaria del Instituto Fernando Félix Benasconi, tradicional escuela de Parque Patricios.

Existen varios centros de selección de docentes para el programa, uno de ellos fun­ciona en Don Bosco al 4000, allí el clima es de movimiento continuo a partir de que durante los primeros días de diciembre se comienza a convocar a los que serán coordi­nadores, docentes y auxiliares de los chicos. Algunos rezongan, “es un caos, parece que no quedé” dicen mientras se retiran, otros salen en carrera veloz con su celular concre­tando un coloquio en alguno de los otros centros de selección.

“Una vez llegado el 2 de enero, todo se vuelve más tranquilo —continúa Herrero—, con los chicos en las piletas y los docentes trabajando el resto es una actividad más re­lajada para los que durante el año organizamos el evento.”

Con un buen target en seguridad y ningún incidente en su memoria, el programa salió siempre exitoso, sin embargo muchos de los que quedan afuera e incluso viejos participantes de la movida se preguntan si es necesario someter a los chicos, luego de un año de trabajo escolar, a la dinámica en la que quedan insertos los que lograron permanecer en el programa.

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