Lo crudo y lo cocido

Lo crudo y lo cocido

Por lo general, un medio está obligado a recabar la realidad y mostrarla 'como va saliendo'. A veces, cuando hay intereses de por medio [es decir, a veces siempre] la realidad muestra su cara más superficial, y el contenido desideologizado pasa a formar parte del acervo cultural de un momento histórico determinado. Aquí, publicadas en Pagina/12 del 26 de marzo, van dos cartas que muestran la grieta por la que siempre se cuela la realidad. El drama de la especulación en tiempos de vacas gordas.

Cañada de Gómez

Este tema del campo es complejo, pero no tanto. Primero: soy de la zona núcleo de la pampa gringa, Cañada de Gómez, provincia de Santa Fe, y porque mi viejo perdió un campo sé de qué hablo. Es obsceno en nuestra zona el proceder de los productores agropecuarios. Pero nadie le explica nada y, por lo tanto, considera que todo esto es normal. Esto lo decía antes del paro y ¿qué pasó? Ni el Estado ni los dirigentes le explicaron nada y creen que esto es normal. Lo más grave es que cualquiera se cree Los Grobo y no se dan cuenta de que el “gordo” se va a quedar con todo. ¿Es normal que tu patrimonio crezca el 500 por ciento en cinco años en dólares? La tierra valía 3000 dólares la hectárea y ahora 15.000 dólares. ¿Es normal que tus ingresos pasen de 15 dólares el quintal a 34 dólares? Pero el Estado no explica, aplica. Los dirigentes no explican, no dirigen, son dirigidos. Cuando aplico la palabra obsceno no lo hago en su conceptualización más complicada, en la que mi viejo decía “no contés plata adelante de los pobres”, sino en que en un lugar donde nos conocemos todos molesta a la sociedad que algunos le pongan precio caro a todo. No es catarsis, no es resentimiento. Es una verdadera lástima que ni los dirigentes políticos ni los dirigentes agrarios no sepan explicar.

Omar Zorzenon

zorze@steelcdg.com.ar

Cañada de Gómez, Santa Fe

Firmat

Vivo en Firmat, Santa Fe, tierra que ha dado las cosechadoras Vassalli y que en el 2001 fue escenario de reclamos de Federación Agraria y de la comunidad, que asistiendo al “entierro” de las fábricas metalmecánicas se juntaba en el cruce de rutas para pedir que cambiara el rumbo del país.

El país ha cambiado el rumbo y aquellos chacareros que se subían al lado “de un excluido” pidiendo que las cosas cambien son los mismos que hoy piden que el Gobierno afloje para... ganar más. Los chacareros han sobreactuado su posición y los medios compraron. Apunto algunos detalles que arrastran los buenos precios internacionales tranqueras adentro. En los últimos años se ha convertido en un problema poder alquilar una vivienda a un precio razonable en esta ciudad. A medida que el campo comenzó a moverse los chacareros “chicos” y las inmobiliarias fueron subiendo el piso de los terrenos y alquileres de la región. El corralito de Cavallo fue aleccionador para los gringos del campo, y huyeron de los bancos para caer a los brazos de las inmobiliarias, que olfateando que el dinero fresco “no quería volver a los bancos” vendieron terrenos a 10 veces de lo que se vendían en el 2002. Las constructoras entendieron la etapa y comenzaron a funcionar nuevamente: la mano de obra de la construcción (y los materiales) subió a precios imposibles para un matrimonio joven que intenta tener su propia casa. A la fecha, en Firmat la casa terminada se cotiza a 2000 pesos como mínimo el metro cuadrado. El techo puede ser de 3500 pesos. Una casa de 70 metros cuadrados vale más o menos 136.000 pesos. Cuando una inmobiliaria sube el precio del alquiler para el nuevo contrato, quienes alquilan no pueden hacer piquetes para mostrar su enojo con los chacareros que pusieron la plata en el mercado interno inmobiliario subiendo sus tasas de ganancias y los precios del mercado. A mi entender, el chacarero no es un tipo accesible, más bien es mezquino, y no es un tipo que cuando viene la plata grande “decida invertir en una pyme. Su vida pasa por lo que produzca su tierra y dudo de que el total de sus empleados figuren en blanco. Espero haber sido claro, lo que quise es graficar algunas cuestiones cotidianas que mueven el día a día de estos pagos y que si uno lo dijera en público “sería linchado por esos chacareros”, y por los medios del lugar, que no harían mucho para defenderme porque creen lo mismo que la Sociedad Rural Argentina. Qué ingenuos, porque esos sectores no pelean para que ellos con sus sueldos de 1200 pesos sean parte de una Argentina más justa.

Eduardo Bigotti

edubigotti@yahoo.com.ar


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