El teatro inmoral



por Oscar Eneas Asent


 El siguiente es un acápite extraído de un devocionario del año 26. Reitera la idea expresada por la iglesia católica desde los tiempos de San Agustín.




“El teatro no corrige, ni dirige, ni forma las costumbres, pues tiene por norma general acomodarse constantemente a ellas. No hay más que cotejar los grandes escritores dramáticos con la época histórica en que florecieron. Ellos fueron, pues, incultos y groseros, si la época fue grosera; religiosos, cuando dominó el sentimiento religioso; lascivos y poco delicados, cuando la opinión pública no escrupulizó en estas materias; impíos cuando fue moda la impiedad; escépticos y bufos, cuando como hoy, domina el escepticismo. No se diga, pues, que el teatro moraliza las costumbres, sino que las refleja con los más vivos colores. Pero oigamos a Dumas que habla:
“‘Querido público: hace veinte años que tú y yo nos conocemos, sin que en todo este tiempo hayamos tenido grave motivo de disensión. En verdad que algún envidioso procuró sembrarla entre nosotros, gritándote que no asistieras a mi drama porque es inmoral. Tú y yo estamos acostumbrados a esta palabra desde el principio de nuestras relaciones, y esta vez, como las demás, acudes a ver de qué se trata, y aun repites la visita. No traes a tu hija, y haces bien: nunca debiera llevarse una hija al teatro. Inmoral lo es, no sólo la pieza dramática, sino el mismo local. Acábese, pues, de una vez con la hipocresía: el teatro es inmoral, y sépase bien que siendo el teatro la pintura o la sátira de las pasiones y de las costumbres, no puede dejar de ser inmoral siendo inmorales estas.’
“Sobran los comentarios donde es tan claro y explícito el texto del autor. Debemos concluir, pues, que no es lícito a nadie, cristianamente hablando, lo que el mismo Dumas declara ilícito a la delicada doncella. ¡Medrados andaríamos al fin y al cabo si la moral católica no fuese en esto algunos puntitos más estrecha y ajustada que la moral racionalista e independiente de un Alejandro Dumas!
“Leed, padres católicos, leed y meditad, y comprended vuestra responsabilidad en esta punto ante Dios y la sociedad”

Del Manual de Nuestra Sra. Del Huerto, 1926, p. 344




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