Deportes|Viernes, 29 de Junio de 2007


Deportes|Viernes, 29 de Junio de 2007
El amor y la guerra


Por Juan Sasturain
DESDE LA CASA

Del fútbol, se sabe que es juego y competencia a la vez; se juega “con la pelota” y “contra un rival”. Los tratos con ella y él son diferentes. A la pelota se la debe tratar con cuidado y respeto, delicadeza y precisión. Al rival se lo debe doblegar, vencer, abatir. Esa es la combinación de aptitud (para hacerle hacer a ella, la pelota, lo que uno quiere) y actitud (para demostrarle al rival, en los hechos, que uno es mejor). Así es cómo se gana jugando bien. Porque también se gana jugando mal, se pierde jugando mal y se pierde jugando bien. Es que todo puede pasar y todo pasa (y no es una cita de Grondona o Machado). Anoche Argentina ganó bien jugando de jugar bien aunque lo hizo regular.

El error, durante una hora larga, fue tratar al rival como a la pelota: la religión (convertida para la ocasión en herejía) del cuidado de la pelota hizo olvidar la agresividad, el cambio de ritmo, la busca del desequilibrio en el mano a mano. Los medios se convirtieron, durante muchos minutos, en fines. Y así, es difícil desnivelar. Por eso le costó más de la cuenta, aunque tuvo la pelota todo el tiempo.

Claro que finalmente los goles llegaron, siempre se respetó el estilo, se tuvo paciencia (esta Selección la tiene y la requiere también de quienes la queremos desde ya) y se llegó a un triunfo holgado. Lo que habrá que ver es cómo combinar mejor las proporciones de delicadeza y agresividad: porque esto del fútbol es como hacer el amor, compañeritos. La franela está bien, tiene que ver con el buen gusto, el manejo de los tiempos, la puesta a punto. Pero hay que ponerla. Y en ese momento, el amor verdadero y convincente tiene ese componente agresivo, de imposición, de quiebre que posibilita la ruptura de la tensión creada a puro toque, y el desahogo. Para hacer bien el amor, la guerra debe estallar en el momento justo. Y esa guerra (al rival) hay que ganarla, para que triunfe al amor (a la pelota).

Quiero decir: me gusta un equipo así, me gusta cómo piensa Basile, cómo se aplican los jugadores, cómo se esmeran en jugar. Así debe ser y está muy bien. Hay jugadores aptos y dispuestos. Es un gusto verlos. Ya hicieron los deberes: sabemos que saben tratar la pelota. Ahora, respetuosamente, jugando al fútbol, vayan y pásenlos por arriba.