A lo Eliaschev, lectura dura de diarios

Es cierto que la economía Argentina ha vuelto a reencarrilarse, y también, que esta disciplina será tema de conversación al rango de "highlights patrios" un tiempito seguido. Desde quien la mire, el ciclo ascendente ahora reconduce el plano de previsibilidades (piedra basal del ahorro) por un camino conocido de nuevas y viejas discusiones. Para quien vivió su etapa pedagógica fuerte durante la era menemista, hoy no le es difícil percibir que lo que intenta buscarse en términos generales es atraer todo lo beneficioso posible de la porción de capital internacional excedente; una nueva etapa concedida por los grandes productores de divisas, materias primas y producción tecnológica, en la dinámica global de la generación de riquezas. ¿Industrias para el campo? ¿Industrias sustitutivas? ¿Capital cultural? Como en una lógica telúrica los empresarios nacionales se agarrarán de donde les permitan, pero nadie –ni siquiera ellos– se preocupará por el traspaso inmemorial de los obreros y los changas, del personal permanente de la marginalidad y la informalidad. El Trabajo será tema de conversación de acá a un par de años, cuando la producción se estanque porque ya no se consumirá los bienes durables que ahora la clase media comenzará a sustituir. Heladeras menemistas se amortizarán como fernández-de-kirchneristas; ¡los automóviles! ¿Se logrará el glamour de la guerra de nuevos modelos de autos entre los socios del MERCOSUR? ¿Se ampliará la nómina de socios, o se tratará de un Brasil vs. Argentina clásico, con miras mediáticas puestas en la Italia de los Fiat y la Francia de Peugeot-Renault?
Se hablará de impuestos para frenar las billeteras abultadas, voraces de fetiches que harán bombear en vacío la economía local, llenando de plástico y hule (vinilo) las dársenas de Retiro. Aquellos que puedan leer los diarios atrasados del ’98 podrán seguir paso a paso el devenir de la patria que nos espera. Se trata de volver sobre eso, con un perfil más social en lo posible, pero esta vez se pondrá en el laboratorio la estanflación, parece, que produce fiebre monetarista en los países emergentes. Las pautas ya están previstas, ahora la convertibilidad se sostiene a un valor de cambio más elevado y seguramente se suba la relación entre divisas a medida que las inversiones amenacen más fuertemente por derribar las economías de los Estados-Nación que aún se sostienen en los países pobres. Tomás Abraham decía en su libro anterior a la debacle, en el año ’99, que la economía aporta el grado de reflexión que la psicología niega en las crisis. Un buen economista a veces es mejor que un mal psicoanalista, y más cuando el estructuralismo hoy parece un resabio de quiebra de jardín de infantes: sillitas, mesitas, pizarroncitos, caballitos y pupitritos, ticitas (lo que queda de la niñez y que no ha pasado nunca por el tamiz de los consultorios) y mujeres tan desdichadas como lo son las maestras argentinas.
Discusiones a fondo. Préstamos. Tasas de interés, encajes. A lo mejor una buena película nacional donde otro Darín caiga en las trampas de los especuladores y donde pocos de nosotros seamos de esos que creyó mal y tarde en el sistema financiero nacional. ¿Será la clave apostar por la producción de la que hablaba Adam Smith, dentro de un concierto de especializaciones? Es una buena pregunta aunque ya hayan sonado las sirenas de los cuarteles de bomberos del Imperio: la internacionalización de las regiones puede ser una buena cosa que pensar para los que perdieron la cintura con los asados, las pizzas de delivery o se hayan quemado con un plato tan frío como el sushi.

enlaces
Juan Pablo Bertazza
Fernando Krakowiak
Paul Samuelson (columna casi perdurable del Económico de Clarin)