EL TRABAJO CON ACTORES



Con esa no bailo

Cuando se le pregunta a Rafael Spregelburd acerca del trabajo con actores dice “no se trata de turismo con desconocidos, no es una guía, el libreto es una partitura”. Cómo organizan sus cooperativas los mayores directores actuales. El trabajo con actores es una disciplina que se emplea en el teatro desde épocas primitivas en la cultura del hombre. Algunos llevaban una especie de bitácora, el ‘rapsoda’, aquel que marcaba tempos en el espacio cronológico de la escena, otros como Marlowe se lanzaban a la arena sin más objetivo que el develar.

por Oscar Assent


Shakespeare y la escritura, Becket y la analogización entre acción y realidad. El trabajo con actores all’ italiana centralizada en parámetros todavía románticos entre el genio y lo fatal, lo escultórico en algún aspecto de la puesta neoclásica, y más acá en el Río de la Plata, el costumbrismo, que despojaba la solemnidad de la trastienda convirtiéndola en una propuesta de variedades, el vodevil, y próxima al teatro de revista. Ya sea con variables autóctonas o más tradicionales, una vena que también en la escena porteña se despliega desde los Podestá y los primeros guionistas, tales como Corsini y Holmberg, como una idea, una esencia que se dedicó a las artes escénicas.

Es Stanislavsky quien primero sistematizará un método, a las sombras del mayor reditúo que significó el 1900 –respecto de los aspectos económicos– durante toda la historia del mundo. Uno que se acercara a dichos textos notará el hálito potente y agazapado de la revolución soviética, expectante desde 1905 en la San Petersburgo de los zares. No obstante sus cuadernos significan la mayor posibilidad que se recuerde del trabajo concreto que desarrollaba este dramaturgo. De San Petersburgo, que pasará a llamarse Leningrado a partir de 1917, surge años después la escuela formalista de la Universidad de Petrogrado.

En pleno siglo XX, Lee Strasberg con el método de Stanislavsky adaptado en el contexto de las ciudades de Chicago y Nueva York, en Nevada y, fundamentalmente, California. De su mentor, Lee Strasberg va a rechazar todo tipo de concepto en torno a la investigación perpetuada por el director, debido al rol influyente que este constituía con sus actores en el Actor’s Study de Strasberg dejará de lado el semblante de director omnisciente y omnipotente. Strasberg hablará de la investigación que realizaba el actor como parte de su trabajo. El método de Strasberg debió mucho para cristalizar de los desencadenantes de la cultura del video tape, durante el período de consolidación de la TV.

Dramaturgos como Arthur Miller o Elía Kazan, actores como Pacini y Assante, piezas como Chicago o Cats surgen de esta revitalización de la escena dramática. Fenómenos como el stand up, los ‘monólogos’ que entonces se realizaban sin decorado y en espacios integrados a bares y pubs. El trabajo con actores del teatro de la modernidad constituyó la veta por la que fluye el regreso constante del arte de Esquilo y Eurípides, de Sófocles y Cátulo. Pasando por El nuevo arte de hacer comedias, de Lope de Vega, a la retórica de Aristóteles le siguió casi con una continuidad que arrastra siglos otra gran influencia: Antonin Artaud. La era del teatro dionisíaco se manifestaba allí en las contracciones de los directores al rol de observador, adquiriendo total relevancia el actor y los actores en escena.
Como disputa o tradicional enfrentamiento, el teatro se movió entre guionados e improvisadores, la gama de la performance, con el tiempo más parecido a una rutina televisiva, industrial, recorrió desde sus orígenes mismos todas las gamas de posibles prescripciones se pudieron hacer y conservar. Los mayores artistas en la preparación del actor fueron sin duda Sebold Meyerhold y Jerzy Grotowskyi, el primero más centrado en el ‘espacio’, el segundo relacionado con lo actoral, los apuntes de ambos seguidores del teatro de Chejov exaltan al detalle, el instante, con soberanía que no menguará sino hasta que el teatro de Bernard Shaw e Ibsen sean releídos y puesto en una nueva circulación apartada del clasicismo.
Más centrados en el texto literario en si, o en las indicaciones del oficio de guinista, “el director escribe una historia más extensa, de la cual sus hitos más interesantes a la historia son puestos de manera fragmentada, gracias a la ilusión teatral,” afirma Luis Cano, director que arma un proyecto en el C. C. Rojas para esta nueva presentación del Festival Internacional FIBA: “aunque lo que excede lo importante en la vida de unos pocos personajes es sin duda más espureo, pero el trabajo del director pertenece a ese ámbito, y a la inversa, es quien escribe las palabras que completan los espectadores, pero que no son escritas nunca.”

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